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En el estudio que efectúo de nuestras costumbres y movimientos, los testimonios fabulosos, si son verosímiles, valen tanto como los verdaderos. Haya ocurrido o no la cosa, pasase en Roma o París, le aviniese a Juan o a Pedro, siempre será una muestra de las capacidades humanas, y de ella me serviré utilmente en este trabajo. Veo el caso y lo aprovecho, y de los diversos datos que nos dan las historias tomo los más raros y memorables. Hay autores que tienen como fin contar los sucesos acaecidos, mientras mi objetivo, si a él logro llegar, es hablar de los que pueden acaecer. (...) En los ejemplos que saco de lo que he leído, dicho o hecho, no altero ni aun las más inútiles y leves circunstancias. Mi consciencia no falsifica una tilde; mi ignorancia, no lo sé.

Michel de Montaigne (1595), Ensayos I, Buenos Aires, Orbis, 1984, pp. 68-69