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Aunque efectivamente circularon volantes que invitaban a la gente a atacar los supermercados antes de los saqueos (...) y aunque hay informes que dicen que los punteros "llevaron" a los futuros saqueadores a los sitios, a mí me parece que el papel de los punteros fue menos directo. A través de sus redes, los punteros divulgaron la información (o sólo el chisme) con respecto a la posible distribución de alimentos en los supermercados locales. Pero no estaban actuando como un grupo organizado. (...) Cuando cientos, y a veces miles, de personas desesperadas que creen que se van a distribuir alimentos de manera inminente, se reúnen delante de negocios no custodiados, ciertos hechos menores incontrolables (como el accionar de pequeños delincuentes, tal vez, de algún que otro puntero) entonces determinan el desarrollo, o no, de la violencia colectiva.

Javier Auyero, La zona gris, Buenos Aires, Siglo XXI, 2007, pp. 158-159