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–¿Hay en el intelectual de izquierda algo que sólo él pueda hacer en un movimiento social?
–La intervención del intelectual como quien da lecciones u opiniones con respecto a decisiones políticas es un papel al que confieso no adherir; no me sienta. Creo que la gente es lo bastante grande para decidir por sí misma por quién votar. Si uno dijera: “Soy un intelectual y voto por el señor Fulano; en consecuencia, es preciso que ustedes también voten por él”, daría muestras de una actitud que es a mi juicio bastante sorprendente, una especie de jactancia del intelectual. En cambio, si un intelectual, por una serie de razones, estima que su trabajo, sus análisis, sus reflexiones, su manera de actuar y de pensar las cosas pueden aclarar una situación específica, un dominio social, una coyuntura, y que él puede efectivamente hacer su aporte teórico y práctico a la cuestión, es posible entonces sacar consecuencias políticas de ello tomando, por ejemplo, el problema del derecho penal, de la justicia…; creo que el intelectual, si quiere, puede aportar a la percepción y la crítica de esas cosas elementos importantes, de los que a continuación se deduce con toda naturalidad, si la gente lo desea, una decisión política determinada.

Michel Foucault (1981), entrevistado por Christian Panier y Pierre Watté, citado en Debate, diciembre 2012 / enero 2013.