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El conformismo existió siempre: se trata hoy de la lucha entre "dos conformismos", es decir, de una lucha de hegemonía, de una crisis de la sociedad civil. Los viejos dirigentes intelectuales y morales de la sociedad sienten que les falta el terreno bajo los pies, se dan cuenta de que sus "prédicas" se han transformado precisamente en "prédicas", en cosas extrañas a la realidad, forma pura sin contenido, larva sin espíritu; de ahí, por consiguiente, su desesperación y sus tendencias reaccionarias y conservadoras. Ya que se descompone la particular forma de civilización, de cultura, de moralidad que ellos representaron, gritan la muerte de toda civilización, cultura y moralidad, exigen medidas represivas del Estado y se constituyen en grupos de resistencia apartados del proceso histórico real, aumentando de tal manera la duración de la crisis, puesto que la superación de su modo de vivir y de pensar no puede verificarse sin crisis. Por otro lado, los representantes del nuevo orden en gestación difunden utopías y planes descabellados. ¿Cuál es el punto de referencia para el nuevo mundo que se gesta?

Antonio Gramsci, "El hombre individuo y el hombre masa", en Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno, Buenos Aires, Nueva Visión, 2003, p. 180