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La guerra es la mayor y más pomposa de las acciones humanas, pero yo quisiera saber si la consideramos como prerrogativa y mérito o como testimonio de nuestra imperfección e imbecilidad. En verdad, la ciencia de deshacernos y matarnos, de arruinar y perder nuestra propia especie, parece que ofrece poco que desear a las bestias, que no la poseen (...) La misma causa que que nos hace reñir con un vecino provoca una guerra entre los príncipes, e igual razón que nos lleva a azotar a un lacayo lleva a un rey a arruinar a una provincia. Las voluntades regias son tan livianas como las nuestras, sino que su poder es mayor.

Michel de Montaigne (1595), Ensayos II, Buenos Aires, Orbis, 1984, pp. 125-128