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Todo el tiempo escuchamos la vieja idea de que la cultura de masas, la cultura popular y demás, está creciendo; de que la gente es ciega a esto y que está inconscientemente ligada a la idea de la diferencia de culturas. Es una forma dominante de elegancia entre los intelectuales decir: "Miren estos dibujos animados", o algún otro objeto cultural, "¿no muestran una gran creatividad cultural?". Esa persona está diciendo: "Ustedes no lo ven pero yo sí, y soy el primero en verlo". Esta percepción puede ser válida, pero se sobreestima la capacidad que tienen estos objetos de cambiar la estructura de la distribución del capital simbólico. Exagerar el alcance del cambio es, en cierto sentido, una forma de populismo. (...) Ciertamente, creo que debemos prestarle atención a esos objetos, pero hay un peligro político y científico en sobreestimar su eficacia cultural.

Pierre Bourdieu (1991), "Doxa y vida cotidiana: una entrevista" en Slavoj Zizek, Ideología: un mapa de la cuestión, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003, pp. 304-305