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No producimos demasiados bienes de consumo en relación con las necesidades de la gente, ni hay demasiados medios de producción con relación a la población que está en condiciones de trabajar, "pero períodicamente producimos demasiadas riquezas bajo formas capitalistas contradictorias". En el Libro III de El Capital la separación de la compra y de la venta, que constituye la condición formal de la crisis, se traduce concretamente por el hecho de que la capacidad de consumo solvente está en contradicción con la búsqueda de la máxima ganancia. Sin embargo, Marx nunca habla de la "crisis final". Demuestra cómo la "producción capitalista tiende sin cesar a superar las barreras inmanentes". Las crisis son pues inevitables, pero se pueden sobrellevar. El asunto es saber a qué precio y a hombros de quién, pero esto ya no pertenece a la economía política, sino a la lucha de clases y a los actores políticos.

Daniel Bensaïd (2009), Marx ha vuelto, Buenos Aires, Edhasa, 2011, p. 137