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-La última reforma constitucional confirma que el problema es que muchas veces no se cumple con su contenido. Los derechos sociales y de participación que se incorporaron en 1994 parecen, a veces, letra muerta.
-Acá hay dos puntos interesantes. Es cierto que hay enormes problemas de cumplimiento, pero también, que pasan un montón de cosas a partir de la Constitución. Uno podría decir que el Derecho no se cumple. Después entramos en la letra chica y vemos que pasan cosas, que se litigan casos por vivienda, por salud, por vacunas contra el sida. Entonces, la Constitución es relevante. En todo caso, hay partes que no se cumplen, pero siguen siendo aspiraciones importantes. Muchas veces uno instala en la Constitución cláusulas que van a quedar durmiendo: las llamo cláusulas dormidas. Pasó eso con los derechos sociales: se instalaron en toda América latina, durmieron durante 50 años y a lo mejor fue una apuesta sensata porque algún día las condiciones sociales y políticas van a cambiar y ya tenemos eso escrito. Los países que no lo tenían escrito, como Chile o Estados Unidos, tienen muchas más dificultades para llevar adelante políticas sociales, sobre todo cuando son impulsadas judicialmente, porque no tienen el apoyo textual.

Roberto Gargarella, entrevistado en La Nación, 25-09-2011