El hecho mencionado es muy interesante, pues tales preguntas son de un espíritu claramente autoritario. Se las puede comparar con la tradicional pregunta de la teoría política: "¿Quién debe gobernar?", que exige una respuesta autoritaria tal como: "los mejores", o "los más sabios", o "el pueblo", o "la mayoría". (Dicho sea de paso, sugiere alternativas tontas, como "¿Quiénes quiere usted que gobiernen: los capitalistas o los obreros?", análoga a "¿Cuál es la fuente última del conocimiento: el intelecto o los sentidos?"). El planteo de esta pregunta es erróneo y las respuestas que provoca son paradójicas (como he tratado de mostrar en el capítulo 7 de The Open Society). Se la debe reemplazar por una pregunta completamente diferente: "¿Cómo podemos organizar nuestras instituciones políticas de modo que los gobernantes malos e incompetentes (a quienes debemos tratar de no elegir, pero a quienes, sin embargo, elegimos con tanta frecuencia) no puedan causar demasiado daño?". Creo que sólo planteándolo así la cuestión podemos abrigar la esperanza de llegar a una teoría razonable de las instituciones políticas.
Karl Popper (1963), Conjeturas y Refutaciones, Paidós, 1983, pp. 48-49
via ValRag