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Página/12 ha descubierto la manera de provocar constantes estímulos en la reserva del sentido común de las clases urbanas profesionales. Para ello elige la exhibición de espíritus disformes e inviables. Una galería gótica de héroes esperpénticos y grotescos cuya abominación no depende de intrincados afanes argumentales. El zumbido permanente de una indignación cachadora puesta luz por guionistas de grand-guignol, reposa sobre un orden previo de rechazos. Están desde ya almacenados en la conciencia del lector identificado en el cual el diario piensa. Desde luego todo diario ya está escrito por sus lectores, que en realidad no leen. Cuando leen, lo que hacen es poner en juego una moral de lectura. Aquella que lleva a revelar la confirmación de sí mismos.

Horacio González, "Confesiones de un lector", en La realidad satírica. Doce hipótesis sobre Página/12, Buenos Aires, Paradiso, 1992, p. 16