Si sólo considerase la fuerza y el efecto que de ella se deriva, diría: mientras un pueblo se ve obligado a obedecer, y obedece, obra bien; tan pronto como puede sacudir el yugo, y lo sacude, obra mejor aún; pues, al recobrar su libertad por el mismo derecho con que le fue arrebatada, o tiene razón para reivindicarla, o no la tenían para quitársela. Pero el orden social es un derecho sagrado que sirve de base a todos los demás. No obstante, este derecho no procede de la naturaleza; luego se funda en convenciones. Se trata de saber cuales son estas convenciones.
Jean-Jacques Rousseau (1755), Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, Barcelona, RBA, 2004, p. 34
Vía Florencia Andría