Martín Caparrós (1993), "Combatiendo, el capital" en La patria capicúa, Buenos Aires, Altamira, 1995
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seguridad
Hay una falacia fundadora: que la vida humana es, en sí, por mandato superior, invalorable, más importante que nada. Es falso: vale lo que se quiera pagar, lo que cada sociedad establece que vale –pregúntenle a un americano del siglo pasado cuánto valía la vida de un esclavo negro y podría haber dado cotizaciones muy precisas. Es falso, pero sobre ese mito se asienta la posibilidad de que exista este tejido social. Si queda establecido que una vida de chorro del coño urbano vale 199 con 90, seis pagos con tarjeta, todo se complica. Si los chorros se convencen de que los 200 pesos valen una vida, en una de esas les da por entrar matando: mejor que sea la del otro.