En periodos previos, cuando las finanzas desempeñaron una función decisiva, como por ejemplo a comienzos del siglo XX durante la
belle époque, los financieros tenían fuertes vinculaciones con la producción y se sentaban en los consejos de administración de los grandes conglomerados eléctricos, químicos, metalúrgicos, ferroviarios y navieros, contribuyendo así a crear oligopolios y a decidir dónde invertir en la esfera productiva. La diferencia esta vez, especialmente tras la crisis de las empresas puntocom del año 2000, es que las finanzas, también ahora ocupando el puesto de mando, han sido capaces de generar enormes beneficios en su propio seno mediante operaciones de "economía de casino" alejadas de la producción.
Robert Wade y Silla Sigurgeirsdóttir. "Lecciones de islandia" en
New Left Review #65, Madrid, Akal, Nov/Dic 2010, p. 7
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