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Pero, ¿por qué necesitan recaudar tanto dinero los partidos para funcionar en una democracia? Porque a falta de distinciones ideológicas claras, sólo pueden distinguirse por medio del gasto y las estrategias de mercadotecnia. (...) La política actual es cara, se gestiona como una empresa y necesita fuerte inversiones de capital, y sobre todo depende más que nunca de la comunicación masiva.

Noreena Hertz (2001), El poder en la sombra, Barcelona, Planeta, 2002, p. 113