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(...) lo cierto es que "esa nueva izquierda teórica" que Foucault preanunciaba en las vísperas de Mayo del 68, si bien sus aportes pueden rastrearse en muchas experiencias políticas acotadas y de resistencia en estos últimos veinte años, jamás produjo "teorías" que estuvieran cerca del deseo y la práctica de cambiar la historia como las que presidieron los 60. No sólo eso, sino que muchas de ellas hoy yacen en decrepitud acelerada y concluyeron por ser, mucho más que las viejas y criticadas, operatorias para el sistema, academicistas, colaboradoras en la ratificación del fin de los sentidos, insensibles a la muerte de la crítica cultural que portaban las anteriores, y complementarias, con sus vidrieras post, de las definiciones sobre la historia que respira cualquier programa de televisión.

Nicolás Casullo, París 68, Buenos Aires, Manantial, 1998, p. 82