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La vocación y el destino de toda teoría que merezca el nombre de tal no puede ser otra que la crítica, entiendiendo por "crítica" un modo de referirse a la teoría sin identificarla necesariamente con ninguna escuela específica. Dicho claramente: una teoría es crítica en tanto constituye una respuesta característica a la inquietud que provoca la injusticia en la sociedad. Esta respuesta tiene como punto de partida dos convicciones. La primera es que las cosas no son necesariamente lo que parecen, y la segunda, que el mundo puede ser diferente de lo que es.

Daniel H. Cabrera, Lo tecnológico y lo imaginario: las nuevas tecnologías como creencias y esperanzas colectivas, Buenos Aires, Biblos, 2006, p. 224