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(...) no se puede proporcionar un criterio inequívoco que nos permita delimitar de antemano el "falso" estallido violento y el "milagro" de la auténtica ruptura revolucionaria. La ambigüedad es aquí irreductible, ya que el "milagro" sólo puede ocurrir a través de la repetición de fracasos anteriores. Y ésta es también la razón por la cual la violencia es un ingrediente necesario de todo acto político revolucionario. Es decir que el criterio de un acto político no es el éxito, que como tal claramente no cuenta, aun cuando lo definamos (...) como la apuesta a que el futuro redimirá retroactivamente nuestros actos horribles presentes (...); tampoco el criterio podría ser la referencia a normas éticas abstractas-universales. El único criterio posible es completamente inherente: el de la utopía en acto. En una verdadera ruptura revolucionaria, el futuro utópico no está ni simplemente realizado por completo, presente, ni simplemente evocado como una promesa remota, que justifique la violencia presente –es más bien como si, en una suspensión única de la temporalidad, en el cortocircuito entre el presente y el futuro, pudiéramos –como por Gracia divina– durante un lapso breve de tiempo, actuar como si el futuro utópico estuviera (no todavía totalmente aquí, pero) ya a mano, justo allí para ser atrapado. La revolución no puede experimentarse como una privación presente que tenemos que soportar por la felicidad y la libertad de las generaciones futuras, sino como la urgencia actual sobre la cual esta libertad y felicidad futuras ya han proyectado su sombra –allí, ya somos libres mientras luchamos por la libertad, ya somos felices al luchar por la felicidad, no importa cuán difíciles sean las circunstancias. La Revolución no es una apuesta merlopontiana, un acto suspendido en el futur antérieur, a ser legitimado o deslegitimado por el resultado a largo plazo de los actos presentes; por el contrario, es como si fuera su propia prueba ontológica, un índice inmediato de su propia verdad.


Slavoj Žižek (2003), A propósito de Lenin, Buenos Aires, Atuel, 2004, pp. 89-90