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Sociólogos e historiadores de la cultura han escrito largamente sobre las políticas de la memoria y la conmemoración -ya sea estudiando los intentos de preservar lugares históricos en Alemania luego de la Segunda Guerra Mundial o las discusiones en torno al legado de George Washington o Thomas Jefferson en los Estados Unidos. Los grupos a menudo orquestan su propia interpretación de la historia (o editan interpretaciones desfavorables de los registros públicos) para impulsar sus propios valores, causas o identidades. Los sociólogos describen este proceso como la "construcción social" de la historia (Zolberg, 1998). El hecho de que Thomas Jefferson haya o no haya tenido hijos con uno de sus esclavos puede parecer chusmerío, algo relevante únicamente para los aficionados a la historia, los descendientes de Jefferson o aquellos que se excitan con los escándalos. Pero Jefferson es un ícono norteamericano. Nos entendemos a nosotros mismos al contar su historia -viéndolo como el padre de la libertad, un granjero gentil, un intelectual, un hombre de Estado. Iluminar a Jefferson con una luz distinta -como racista, esclavista y misógino, por ejemplo- nos obliga a pensar críticamente acerca de nuestro pasado y de nuestros héroes. Abre la posibilidad para que emerjan nuevas narrativas; historias que podrían validar las vidas de aquellos norteamericanos olvidados por la historia.

Steven J. Tepper, Not Here, Not Now, Not That! Protest Over Art and Culture in America, University of Chicago Press, 2011, p. 118
Traducción propia