# 268

¿Fin de la omniscencia? Probablemente no haya modo de sentir hoy que una voz humana narradora tiene la posibilidad de "saber todo", y volver a esto verosímil. Mostré que no por eso se acabó la interpretación. ¿Acaso por eso se acabó la lucidez? De ningún modo; eso es comprender, hoy. Espero demostrar en las obras con cuánta inteligencia las generaciones de posdictadura son capaces de observar y criticar el mundo. Sólo que esa inteligencia y esa comprensión son tan profundas como la desconfianza en las certezas, no se sienten con derecho a usar sus dones para una lectura total de los hechos.
Me atrevo, personalmente, a festejarlo. En mi extenso marco teórico intenté exponer cuánto horror trajo a la cultura humana la necesidad de la unificación, de la integración de lo diferente en un "lo mismo". Aunque la derrota del campo popular de los años 70 fue terrible e impuso un "lo mismo" en el horroroso capitalismo globalizado, ha dado un beneficio secundario: ya no es posible defender las certezas fanáticas. Apreciar la riqueza del mundo como palpitación de diferencias es una posibilidad abierta para pensar nuevos modos de transformarlo.

Elsa Drucaroff, Los prisioneros de la torre. Política, relato y jóvenes en la postdictadura, Buenos Aires, Emecé, 2011, pp. 262-263