La historia de los grandes periódicos diarios de la segunda mitad del siglo XIX prueba que la prensa se hace manipulable en relación a su grado de comercialización. Puesto que la venta de la parte destinada al reclamo publicitario está interrelacionada con la venta de la parte confeccionada por la redacción, la prensa, hasta entonces institución de las personas privadas como público, se convierte ahora en la institución de determinados miembros del público como personas privadas; esto es, en la puerta de entrada a la publicidad de intereses privados privilegiados.
Jürgen Habermas (1981), Historia y crítica de la opinión pública, Barcelona, Gustavo Gili, 3ª edición, 1982, pp. 212-213