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"Salir a las calles", romper las prohibiciones explícitas todos juntos, las pertenencias, la emoción de la palabra colectiva, los poderes momentáneamente silenciados, constituyen una fuente de certezas y de fuerza, pero transcurrido el acontecimiento hay que volver a ocuparse de las cuentas, de los niños enfermos, de los roles tradicionales, de las mujeres en la cocina y los hombres en la calle. Ninguna "subjetividad" es capaz de resistir por demasiado tiempo el vértigo de lo novedoso, si se carece de un colectivo que lo sostenga a largo plazo; la "certeza" de no arriesgar las pertenencias elementales; las condiciones de plausibilidad que "contengan" la interpretación y la práctica novedosa, irrruptiva.

Rossana Reguillo, "Subjetividad, crisis y vida cotidiana. Acción y poder en la cultura" en Alejandro Grimson (comp.), La cultura en las crisis latinoamericanas, Buenos Aires, Clacso, 2004, p. 269