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Sartre ya decía que si el hombre no tiene por proyecto el comunismo, la igualdad integral, no es sino una especie animal apenas más interesante que las hormigas o los cerdos. (...) Recordemos de todos modos que una especie es, por excelencia, lo que se domestica.
Con todo, para escándalo de algunos, debo expresar mi convicción de que esa domesticación, subyacente al humanismo sin programa que se nos inflige, ya actúa en la promoción, como espectáculo y norma, del cuerpo victimario.
En efecto, ¿cuál es el motivo de que hoy sólo se trate del hombre en la gravosa forma del torturado, el masacrado, el hambriento, la víctima de genocidios, como no sea que el hombre ya no es sino el dato animal de un cuerpo, cuya constatación más espectacular, la única vendible (y estamos en el gran mercado), como se sabe desde los juegos del circo, es el sufrimiento?
Digamos que las "democracias" contemporáneas pretenden imponer al planeta un humanismo animal. En él, el hombre sólo existe en cuanto es digno de compasión. El hombre es un animal lastimoso.

Alain Badiou, El siglo, Buenos Aires, Manantial, 2005, p. 218