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-¿No está sorprendido por el fracaso de la izquierda, tanto marxista como socialdemócrata, en poder aprovechar políticamente la crisis de los últimos años? Estamos a veinte años de la muerte de uno de los partidos que usted más admira, el Partido Comunista italiano. ¿Le deprime el estado de la izquierda en Europa y otras partes?
-Sí, por supuesto. De hecho, una de las cosas que trato de señalar en el libro es que la crisis del marxismo no es sólo la crisis de la rama revolucionaria del marxismo sino también de su vertiente socialdemócrata. La nueva situación generada por la economía globalizada eventualmente terminó no sólo con el marxismo-leninismo sino también con el reformismo de la socialdemocracia -que era, esencialmente, la clase obrera aplicando cierta presión en sus Estados-nación. Pero con la globalización, la capacidad que tenían los Estados para responder a esta presión efectivamente disminuyó. Entonces la izquierda se limitó a sugerir: "Miren, los capitalistas están haciendo las cosas bien, todo lo que necesitamos es dejarles ganar lo suficiente para luego pedir nuestra porción". Esto funcionó mientras parte de esta porción tomó la forma de Estados de bienestar, pero a partir de la década del '70 dejó de funcionar y lo que se tuvo que hacer fue, en efecto, lo que Blair y Brown hicieron: dejémosle hacer todo el dinero que quieran y esperemos a que suficiente de eso se derrame para que los nuestros estén mejor.

Eric Hobsbawm, entrevistado por Tristram Hunt en The Guardian, 16-01-2011. Traducción propia.