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"Guerra", sin embargo, es un nombre poco apropiado y debe ser evitado, sin importar qué tan útil sea a la hora de congregar a la opinión pública bajo tu liderazgo. La metáfora no es acertada ni inocua, al implicar -como lo hace- que existe un punto final, tanto de victoria como de derrota. Este conflicto no terminará en un tratado de paz o en un desfile triunfal. (...) El presidente Bush, no importa cuántas veces habla de terror o de terrosimo, nunca fue claro acerca de qué esta hablando. La confusión ha reinado. ¿Quién es el adversario? ¿Cuándo terminará? ¿Cómo se mide el éxito? ¿Cuándo uno decide el momento en el que ganó? (...)
La "guerra contra el terrorismo" es una guerra sin final a la vista, sin una estrategia de salida, con enemigos especificados no por sus objetivos sino por sus tácticas. Apoyarse principalmente sobre medios militares es como intentar eliminar una nube de mosquitos con una ametralladora. (...)
El presidente encontró que esta "guerra" es útil para justificar casi cualquier cosa que quiera o no quiera hacer; la ambiguedad le sirve políticamente a la administración. Trae a la mente la guerra vaga y de nunca acabar en "1984" de Orwell.

Ronald Spiers, ex embajador norteamericano, en "Terrorism: How do you know when you win?", Vermont Rutland Herald, 24-03-2004, Traducción propia