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Las leyes pueden redactarse siempre de manera que favorezcan a cierto segmento particular de la sociedad. Anatole France vio esto con claridad cuando escribió: "En su majestuosa igualdad, la ley prohíbe tanto al rico como al pobre dormir bajo los puentes, pedir limosna en la calle y robar pan"... Las leyes pueden redactarse de tal modo que protejan los intereses de la élite, aunque estén plasmadas en términos muy generales, universalistas.

Gerhard Lenski (1966), Poder y privilegio, Buenos Aires, Paidós, 1969, pp. 55-65