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La prioridad más inmediata del neoliberalismo fue detener la inflación de los años '70. En este aspecto, su éxito ha sido innegable. (...) La deflación, a su vez, debía ser la condición para la recuperación de las ganancias. También en este sentido el neoliberalismo obtuvo éxitos reales. (...) La razón principal de esta transformación fue, sin duda, la derrota del movimiento sindical, [que] tuvo su origen, en gran medida, en un tercer éxito del neoliberalismo: el crecimiento de las tasas de desempleo. Finalmente, el grado de desigualdad -otro objetivo sumamente importante para el neoliberalismo- aumentó significativamente (...) Pero, al final de cuentas, todas estas medidas habían sido concebidas como medios para alcanzar un fin histórico: la reanimación del capitalismo avanzado mundial, restaurando altas tasas de crecimiento estables. En este aspecto, sin embargo, el cuadro se mostró sumamente decepcionante.

Perry Anderson (1994), "Neoliberalismo: un balance provisorio" en Emir Sader (comp.) La trama del neoliberalismo, Buenos Aires, Eudeba, 1999, p. 18