La llegada del hombre a la Luna [fue el] momento culminante del sistema de broadcasting a escala global: un astronauta depositando la cámara en la Luna para que toda la humanidad la vea congregada en un ritual familiar. (...) No sólo se trataba de la "primera vez" que el hombre pisaba la Luna, sino de la primera vez que un acontecimiento exigía ser visto por televisión. Fue la primera vez que una transmisión simultánea llegaba a prácticamente todo el mundo, la primera vez que la humanidad toda se reunía simultáneamente a ser testigo de un hecho (...) El hecho de que no se haya podido repetir un ritual de características similares indica la culminación de un ciclo, como también el inicio de otro donde el mundo ya no estaría dividido en grandes bloques y donde las audiencias tenderían a fragmentarse progresivamente. En perspectiva, podríamos decir que la conquista del espacio dio lugar a la conquista del espacio virtual y a la disolución de la audiencia de masas en pequeñas comunidades de intereses. No parece casual que ese mismo año, en Estados Unidos, se creara el primer nodo de ARPANET. (...)
Los medios de comunicación de masas pueden pensarse como una anomalía histórica que una vez alcanzado ese punto de extensión máxima que pretende hacer coincidir el público con la población mundial, se transforman ¿irreversiblemente? en multiplicidad de fragmentos.
Mirta Varela, "1969: la historia en directo" en La televisión criolla, Buenos Aires, Edhasa, 2005, pp. 254-259