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La desintegración, incluso un desmoronamiento del sistema existente ya no se puede descartar. Ninguna de las partes sabe qué sucedería o qué podría suceder en este caso. Paradójicamente, ambas partes tienen interés en regresar a un gran pensador cuya esencia es la crítica del capitalismo y de los economistas que no fueron capaces de reconocer adónde conduciría la globalización capitalista, pronosticada por él en 1848 (...)

De nuevo resulta obvio que incluso entre importantes crisis, "el mercado" no tiene respuesta al principal problema que se enfrenta el siglo XXI: que el ilimitado crecimiento económico cada vez más altamente tecnologizado en busca de beneficios insostenibles produce riqueza global, pero a costa de un factor de producción cada vez mas prescindible, el trabajo humano y, podríamos añadir, de los recursos naturales del globo. El liberalismo político y económico, por separado o en combinación, no pueden proporcionar la solución a los problemas del siglo XXI. Una vez más, ha llegado la hora de tomarse en serio a Marx.

Eric Hobsbawm, Cómo cambiar el mundo, Barcelona, Crítica, 2011, p. 424