Cuando una clase que concentra en sí los intereses de la sociedad se ha sublevado, ella encuentra inmediatamente, en su propia situación, el contenido y la materia de su actividad revolucionaria: aplastar a sus enemigos, tomar las medidas impuestas por las necesidades de la lucha, y las consecuencias de sus propios actos la empujan más lejos. No se entrega a ninguna investigación teórica sobre su propia tarea. La clase obrera francesa aún no se hallaba en ese punto; aún era incapaz de realizar su propia revolución.
Karl Marx (1850), Las luchas de clases en Francia, Buenos Aires, Claridad, 2008, p. 64