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En el gobierno de Geisel el movimiento obrero tomó nuevo ímpetu y nuevas formas. Resurgió el sindicalismo, pero ahora adoptando formas independientes del Estado, basadas en muchos casos en las experiencias dentro de las empresas, donde los trabajadores organizaron y ampliaron las comisiones de fábrica. el núcleo más combativo se desplazó de las empresas públicas a la industria automotriz. La gran concentración de trabajadores en un pequeño número de unidades y la concentración geográfica en el ABC paulista fueron importantes factores materiales para la organización del nuevo movimiento obrero. En 1978, por ejemplo, en la industria mecánico-metalúrgica de San Bernardo había alrededor de 125 mil obreros, con fuerte predominio de la industria automotriz; de ese total, 67,2% se concentraba en empresas con más de mil operarios. En 1976, en la capital de San Pablo había 421 mil obreros del mismo ramo industrial, pero sólo el 20,8% se concentraban en fabricas con más de mil operarios.

Pero esas condiciones necesarias no son suficientes para explicar el surgimiento del nuevo sindicalismo. Éste nació a partir del trabajo de los organizadores, en el que se destacaron lideres obreros vinculados a la Iglesia. También tuvieron un papel importante los abogados sindicales. Aunque la apertura política haya demorado bastante tiempo para extenderse a las manifestaciones colectivas de los trabajadores, la aparición del nuevo movimiento obrero también se relaciona con el clima creado por ella.

En agosto de 1977, el gobierno admitió que habían sido manipulados los indices oficiales de inflación referidos a 1973 y 1974. Como dichos indices regulaban el reajuste salarial, se comprobó que en aquellos años los asalariados habían perdido el 31,4% de su salario real. El Sindicato de los Metalúrgicos de San Bernardo inicio una campaña para la corrección de los salarios, que dio paso a las grandes huelgas que en 1978 y 1979 reunieron a millones de trabajadores. El liderazgo de Luiz Inacio Lula da Silva (presidente del sindicato) se consolido en el día a día y en las grandes asambleas realizadas en San Bernardo.
Los metalúrgicos estuvieron al frente de los movimientos que abarcaron también a otros sectores. En 1979, entraron en huelga cerca de 3,2 millones de trabajadores del país. Hubo entonces veintisiete paros metalúrgicos que abarcaron a 958 mil obreros; al mismo tiempo, se realizaron veinte huelgas de profesores que reunieron a 766 mil asalariados. Las huelgas tenían como objetivo un amplio abanico de reivindicaciones: aumento de salarios, garantía de empleo, reconocimiento de las comisiones de fabrica y libertades democráticas.

La amplitud de las huelgas de 1979 mostró que la afirmación de los sectores conservadores (según la cual San Bernardo constituía un mundo aparte), en gran medida no era verdadera. Lo que pasaba en San Bernardo repercutía en el resto del país. Sin embargo, no hay duda de que el sindicalismo del ABC nació y creció con rasgos propios. Los más importantes son una mayor independencia con relación al Estado, el elevado indice de organización (hacia 1978 estaban sindicalizados el 43% de los obreros) y la afirmación de sus lideres por fuera de la izquierda tradicional, o sea el PCB.

Boris Fausto (2003), Historia concisa de Brasil, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003, pp. 246-247